Por estos días, las vidrieras de Crespo, nos cuentan otras cosas: que tenemos historia y que nos estamos preparando para una fiesta.
La 26° edición de la Fiesta Nacional de la Avicultura, a través de la Municipalidad, convocó a los comerciantes a que voluntariamente decoren sus locales con el espíritu festivo de una capital nacional.
En el centro y también en los barrios, el gallo de Crespo colorea desde los mostradores. Muchos buscaron fotos en sus recuerdos familiares y objetos de otras épocas, de cuando vivían en el campo o cuando lo hacían sus padres o abuelos.
Hay quienes crearon a partir de los productos que tienen para ofrecer a sus clientes y también recibieron préstamos de objetos de vecinos y vecinas, de amigos y parientes.
Una de las vidrieras más llamativas es la del autoservicio Reisenawer, el tradicional comercio de calle 9 de Julio, en el Barrio San José. Armando contó cómo fue que llegó a esa producción: “fue mi hijo Miguel quien me insistió que hagamos una vidriera alusiva a la fiesta, que participemos de esta idea que nos propone la municipalidad. ¿Y en qué me basé? En mi propia historia, porque yo viví mucho tiempo en el campo y por eso elegí algunos elementos que hoy en día ya no se utilizan, como la lámpara a kerosene. Cuando yo era chico había que levantarse temprano para ir a iluminar a las gallinas, porque empezaba el día de trabajo. Empecé a averiguar, a buscar, muchos amigos me prestaron algunas cosas, como la jaula. Hay cosas de otros tiempos de 1910, de 1940; cuando nada era descartable, cuando parecía que un elemento, una herramienta iba a ser para siempre. Yo quise hacer un homenaje a la avicultura, a nuestra ciudad, a la historia que es lo que somos y espero que todos los que vengan a verla la disfruten, les guste y también que tengan ganas de ir a la fiesta. Yo, indudablemente voy a ir.” Uno de los objetos únicos que exhibe “Mando” en su vidriera, es la primera gran rifa de la Fiesta de la Avicultura, de principio de los años ‘70, en la que se destacan importantes premios: en primer lugar un camión, luego un Ford Falcon, en tercer y cuarto lugar autos Fiat Super Europa, y del quinto al décimo, un Fiat 600 para cada premiado.
Otro de los negocios que ofrece una vidriera temática es la tradicional casa de discos e instrumentos musicales que lleva el nombre de una personalidad de la ciudad, Osvaldo Chiappesoni. Su hijo, Bruno, encargado del comercio, advirtió: “nuestra vidriera no sólo cuenta sobre la cercanía de mi familia con esta fiesta -hemos estado muchas veces y de diferentes maneras en el escenario-, sino sobre el lugar de la música en un festival que forma parte de la identidad de los crespenses. Para hacer la vidriera -a mi esposa Cintia y a mí- nos dieron algunas ideas de decoración y también buscamos material que nos guste, que hable de Crespo y que esté en armonía con los productos de nuestro rubro, con los artículos que tenemos para la venta.”
Con trabajo, voluntad, creatividad, diversos estilos y variados materiales, muchos comerciantes se dispusieron a contar historias, a recuperar una parte del “ser crespenses”. La 26° Fiesta Nacional se transformó sólo en una buena excusa para que las calles de la ciudad, se vistan de avicultura.