La Fiesta Nacional de la Avicultura cumplió ¡sesenta años en 2022!
Es un evento que convoca a productores y empresarios; como así también a ciudadanos de Crespo y visitantes de la región y el país, interesados por su despliegue comercial, gastronómico, recreativo y cultural. Forma parte de la tradición de una ciudad que celebra la actividad productiva y, con ello, reconoce el legado de sus antepasados —inmigrantes de origen europeo que crearon nuevos caminos, trazados con sacrificio, esfuerzo y actitud creativa—. El espíritu de innovación fue lo que permitió el progreso técnico y el crecimiento de una industria que sigue presentando nuevos desafíos.
Es la feria elegida por empresarios, productores, colectividades, emprendedores sociales y artísticos para compartir su trabajo y de esta manera, lanzarse a nuevos vínculos y posibilidades de concretar proyectos a futuro.
Crespo fue el territorio donde se inició la apuesta avícola entrerriana —a principios del siglo XX—, la cual provee de huevos y carne blanca a todo el país. El desarrollo luego tuvo eco en otras ciudades, como Concepción del Uruguay, Colón, San José, Gualeguay y Villaguay.
Fue Luis Kaehler uno de los precursores de la actividad avícola industrializada en Crespo. Nació en 1885 en Lunenburgo, Alemania y emigró a Sudamérica en 1912, motivado por la crisis y el contexto hostil de la gestación de la Primera Guerra Mundial.
Ya en Crespo, en 1920 fue gerente de La Agrícola Regional y en 1924 fundó el criadero ‘Standard’, llevado adelante en una época de deflación económica. En esos tiempos, Luis también comenzó a hacer colaboraciones a diarios y revistas argentinos y europeos sobre “avicultura moderna”, los cuales comenzaron a tener repercusión en los circuitos socio-productivos. Asimismo, participaba con sus ejemplares de gallinas ponedoras en ferias y rondas de negocios de la Sociedad Rural Argentina, donde recibió premios y reconocimientos.
Su estilo se fue imponiendo en la región, ya que innovó con métodos de alimentación, control del pedigree y el cuidado de peso y tamaño de ponedoras, lo que le permitió elevados índices de calidad en la producción de huevos. Sus productos se comenzaron a comercializar en reconocidos mercados comestibles de Buenos Aires. Ya en 1961, el criadero vendió más de un millón de pollitos en varias provincias de nuestro país.
Si bien Kaehler inauguró un polo productivo con estilo propio, fueron muchos los pequeños productores que se enriquecieron las facetas de esta actividad y aprovecharon las condiciones históricas favorables que posibilitaba el modelo agroexportador.
Uno de los pioneros de la Fiesta, fue Juan Heinze, quien además desarrolló —para esta actividad productiva— una sensibilidad basada en el mejoramiento de las condiciones del trabajador campesino. Fue activista de organizaciones políticas, agrarias y cooperativas y el primer presidente de los festejos del Día de la Avicultura en 1959, cuando se desempeñaba como gerente de L.A.R. Sin embargo, fue en 1964 cuando —a partir del liderazgo del poeta, escritor y director teatral Humberto Seri— se celebró la primera edición de la Fiesta Nacional de la Avicultura. Seri ocupó el lugar de secretario administrativo y desarrolló un medio de difusión para las actividades y noticias que se anunciaban en el marco del festejo. Otro de los fundadores de la FNA fue el hijo de uno de los primeros empresarios de Crespo, Francisco Sagemüller. Como su padre Otto, se ocupó de modernizar y transformar criaderos en plantas de incubación y fábricas industriales para abastecer nuevos mercados.
De esta primera FNA, participó el Presidente de la Nación Arturo Illia, quien vio en el crecimiento de esta Fiesta, un importante polo de divulgación y proyección productiva, comercial y turística. Por ello, en 1964, nominó a la Ciudad de Crespo, como Capital Nacional de la Avicultura.
Desde los albores de esta celebración, La Fiesta Nacional de la Avicultura, atraviesa la identidad de una ciudad, capital de una actividad económica que aparece en el centro, no sólo territorial sino también cultural y afectivo de quienes día a día nacen, crecen y eligen a Crespo como el mejor lugar para vivir.